Sus orígenes están en la calle misma. Su nombre es una reminiscencia de un lejano 1946 y una joven muchacha asesinada en un homenaje realizado a los trabajadores del salitre, en plena Plaza Bulnes. La primera intervención de la BRP como colectivo de produce en entre el 6 y 11 de septiembre de 1969, en la Marcha por Vietnam, organizada por juventudes izquierdistas, y dado el éxito de los murales creados durante dicho evento, las juventudes comunistas (JJ.CC) deciden continuar con este tipo de manifestaciones socio-urbanas, configurándose de este modo como brigada independiente. Uno de sus representantes más importantes e influyentes a lo largo del tiempo será Alejandro “Mono” González, siendo su obra más conocida la que decora en la actualidad la estación de metro Parque Bustamante.
![]() |
Mono Gonzáles y mural metro estación Parque Bustamante. |
Una vez electo Salvador Allende como el nuevo presidente de nuestro país, la labor de la Brigada Ramona Parra apenas comienza. Parece ser que el gobierno nuevamente a retornado a las manos del pueblo, mas a los pocos meses las críticas opositoras abundan y se apoderan además de todos los medios de comunicación masivos Es aquí donde la labor muralista vuelve a tomar un rol fundamental. De exponer en espacios públicos realidades sociales y verdades mundiales, pasan a ser el medio más próximo para responder dichos ataques que inundaban los titulares de la prensa. En pocas palabras, la función de los brigadistas se traduce en ser “el titular del pueblo”.
Hoy, la BRP es un fiel representante cultural, pero todo esto ya lo sabes. A continuación, te presento un poquito más de la historia de los colectivos muralistas en general, desde sus primeras influencias.
Como vimos en entradas anteriores, las principales influencias muralistas llegan a nuestro país desde México, y sus objetivos son prácticamente los mismos, con la única diferencia que Chile no había atravesado por constantes guerras civiles ni revoluciones. De todos modos, en un primer momento el muralismo tendrá como fin primero el fomento de la educación y, junto con ello, acercar el arte a la población. Dicha labor se funda con la creación de un “Manifiesto de Sindicato de Pintores y Escultores Mexicanos”, el cual sería el encargado de originar estas mega producciones artísticas en espacios públicos. Esta acción, netamente social, es la que lo relacionará desde el primer momento con una línea de pensamiento de corte marxista, y que justamente será el punto más conflictivo, que desencadena incluso hasta el día de hoy acciones discriminadoras y la desvalorización del arte que dicho sindicato realizaba en los muros de escuelas y edificios aztecas. Se hace necesario entonces buscar nuevos horizontes, y uno de los paisajes que se ve más propicio para la germinación de todo un movimiento pictórico-social, es Chilito querido.
![]() |
David Alfaro Siqueiros, mexicano. |
![]() |
Fernando Marcos, chileno. |
Sí, era el mejor escenario, pues, aunque no vivíamos en el extremo de una guerra civil como el caso mexicano, si se estaban gestando diferentes movimientos sociales, sobre todo relacionados con la realidad de las salitreras y acción proletaria. El Chile de 1940 poseía todas las características sociales necesarias para que esta corriente artística siguiera un camino radiante. Son los máximos exponentes aztecas los que llegan con sus manos llenas de nuevas técnicas y ganas de trabajar por la educación y el pueblo.
Si queremos reconstruir el contexto histórico de nuestro país, es necesario que recordemos que para ese entonces el Presidente de la República era Pedro Aguirre Cerda, más conocido como “el presidente de los pobres” y que por lo tanto, lógicamente, su gobierno también se veía identificado con la fuerte lucha contra la pobreza, mejoras sociales y sobre todo, buscaba incentivar el sistema educacional, que hasta ese entonces se vislumbraba en un panorama bastante deprimente (¿nos debemos extrañar realmente? Basta con recordar las manifestaciones que, todos los años, estudiantes secundarios y de la educación superior deben realizar para hacer valer su derecho al acceso a una educación de calidad). Los primeros pasos de las expresiones muralistas chilenas van por este camino: decoración de fachadas de recintos educacionales y de grandes edificios de gobierno, y un fuerte apoyo a las minorías sociales que se ven explotados por el sistema, oficiando de este modo como uno de los espejos más importantes de la realidad social de nuestro país. Pero la fiesta no fue capaz de prolongarse mucho más tiempo, y como en todo orden de cosas, fueron los núcleos artísticos elitistas los encargados de vetar la validez artística que estos movimientos y expresiones muralistas adquirían al ver impartidas y profundizadas sus técnicas en la escuela de arte más importante a nivel nacional: La Escuela de Bellas Artes.
Así, nos enfrentamos al decaimiento de este fervor muralista de la primera mitad del siglo XX en Chile, pero vale la pena destacar que nada ni nadie es lo suficientemente capaz de detener la expresión del pueblo para el pueblo. Con el tiempo, las manifestaciones artísticas, que se fueron haciendo escasas, vieron la luz al encontrar en la política un nuevo aliado. Resurge, o mejor dicho, vuelve a la palestra en nuestro país, la figura de igualdad social y la necesidad de reflejar nuestras raíces y problemáticas de legislación laboral y educacional, esta vez bajo el amparo de la Unidad Popular. Querer expresar con palabras todo lo que la UP simboliza en materia cultural y de revalorización histórica de los grupos más desprotegidos, sería desviarnos por un tema un tanto más complejo. Lo cierto es que, en plenas elecciones de 1963-1964, el muralismo encuentra un nuevo nicho: el de la propaganda política.
![]() |
Muralistas BRP y propaganda política: Unidad Popular |
![]() |
Propaganda política en la actualidad. |
Y es que intentar separar la política de la vida misma es casi imposible, pues todo termina fundiéndose en el tiempo. El estrecho contacto que mantienen con el pueblo y los más desprotegidos, hacen del muralismo una corriente artística identificable plenamente con los valores que propugnaba en aquellos años la izquierda chilena, sobre todo el Partido Comunista. La BRP no debe ser la excepción, mas la militancia que este colectivo tenga poco importa. La cultura no tiene ni color ni partido, es del pueblo, es de Chile, es de todos y para todos.