domingo, 8 de mayo de 2011

Un poquito de Historia.

¡Tanto hablar de la Brigada Ramona Parra y conocer tan poco de su historia! No te culpo, es bastante normal, sobre todo  si se trata de nuestros orígenes. La crítica y los prejuicios muchas veces superan una actitud realmente objetiva, y en lugar de informarnos  o entender a qué nos enfrentamos, simplemente lo rechazamos.  El hecho es que, hasta ahora, has leído sobre su misión como colectivo muralistas, sus principales influencias y los rasgos que destacan en todo momento su mensaje característico. Quizás tu intuición me ayude con algunas definiciones formales, lo único cierto es que es casi imposible negar que en alguna instancia, por fugaz que haya sido, estuviste en presencia de una obra de la BRP. 
Sus orígenes están en la calle misma. Su nombre es una reminiscencia  de un lejano 1946 y una joven muchacha asesinada en un homenaje realizado a los trabajadores del salitre, en plena Plaza Bulnes. La primera intervención de la BRP como colectivo de produce en entre el  6 y 11 de septiembre de 1969, en la Marcha por Vietnam, organizada por juventudes izquierdistas, y dado el éxito de los murales creados durante dicho evento, las juventudes comunistas (JJ.CC) deciden continuar con este tipo de manifestaciones socio-urbanas,  configurándose de este modo como brigada independiente. Uno de sus representantes más importantes e influyentes a lo largo del tiempo será Alejandro “Mono” González, siendo su obra más conocida la que decora en la actualidad  la estación de metro Parque Bustamante. 

Primeros murales y constitución de BRP como colectivo independiente.


Mono Gonzáles y mural metro estación Parque Bustamante.

Una vez electo Salvador Allende como el nuevo presidente de nuestro país, la labor de la Brigada Ramona Parra apenas comienza. Parece ser que el gobierno nuevamente a retornado a las manos del pueblo, mas a los pocos meses las críticas opositoras abundan y se apoderan además de todos los medios de comunicación masivos Es aquí donde la labor muralista vuelve a tomar un rol fundamental. De exponer en espacios públicos realidades sociales y  verdades mundiales, pasan a ser el medio más próximo para responder dichos ataques que inundaban los titulares de la prensa. En pocas palabras, la función de los brigadistas se traduce en ser “el titular del pueblo”.
Hoy, la BRP  es un fiel representante cultural, pero todo esto ya lo sabes. A continuación,  te presento un poquito más de la historia de los colectivos muralistas en general, desde sus primeras influencias.
Como vimos  en entradas anteriores, las  principales influencias muralistas llegan a nuestro país desde México,  y sus objetivos son prácticamente los mismos, con  la única diferencia que Chile no había atravesado por  constantes guerras civiles ni revoluciones. De todos modos, en un primer momento el muralismo tendrá como fin primero  el fomento de la educación y,  junto con ello, acercar el arte a la población. Dicha labor se funda con la creación de un “Manifiesto de Sindicato de Pintores y Escultores Mexicanos”, el cual sería el encargado de originar estas mega producciones artísticas en espacios públicos. Esta acción, netamente social, es la que lo relacionará desde el primer momento con una línea de pensamiento de corte marxista, y que justamente será el punto más conflictivo, que desencadena incluso hasta el día de hoy acciones discriminadoras y la desvalorización del arte que dicho sindicato realizaba en los muros de escuelas y edificios aztecas. Se hace necesario entonces buscar nuevos horizontes, y uno de los paisajes que se ve más propicio para la germinación de todo un movimiento pictórico-social, es Chilito querido. 


David Alfaro Siqueiros, mexicano.

Fernando Marcos, chileno.

Sí,  era el mejor escenario, pues, aunque no vivíamos en el extremo de una guerra civil como el caso mexicano, si se estaban gestando diferentes movimientos sociales, sobre todo relacionados con la realidad de las salitreras y acción proletaria. El Chile de  1940 poseía todas las características sociales necesarias para que esta corriente artística siguiera un camino radiante. Son los máximos exponentes aztecas los que llegan con sus manos llenas de nuevas técnicas y ganas de trabajar por la educación y el pueblo.
Si queremos reconstruir el contexto histórico de nuestro país, es necesario que recordemos que  para ese entonces el Presidente de la República era Pedro Aguirre Cerda, más conocido como “el presidente de los pobres” y que por lo tanto, lógicamente, su gobierno también se veía identificado con la fuerte lucha contra la pobreza, mejoras sociales y sobre todo, buscaba incentivar el sistema educacional, que hasta ese entonces se vislumbraba en un panorama bastante deprimente (¿nos debemos extrañar realmente? Basta con recordar las manifestaciones que, todos los años, estudiantes secundarios y de la educación superior deben realizar para hacer valer su derecho al acceso a una educación de calidad).  Los primeros pasos de las expresiones muralistas chilenas van por este camino: decoración de fachadas de recintos educacionales y de grandes edificios de gobierno, y un fuerte apoyo a las minorías sociales que se ven explotados por el sistema, oficiando de este modo como uno de los espejos más importantes de la realidad social de nuestro país. Pero la fiesta no fue capaz de prolongarse mucho más tiempo, y como en todo orden de cosas, fueron los núcleos artísticos elitistas los encargados de vetar la validez artística que estos movimientos  y expresiones muralistas adquirían al ver impartidas y profundizadas sus técnicas en la escuela de arte más importante a nivel nacional: La Escuela de Bellas Artes.
Así, nos enfrentamos al decaimiento de este fervor muralista de la primera mitad del siglo XX en Chile, pero vale la pena destacar que nada ni nadie es lo suficientemente capaz de detener la expresión del pueblo para el pueblo. Con el tiempo, las manifestaciones artísticas, que se fueron haciendo escasas, vieron la luz al encontrar en la política un nuevo aliado.  Resurge, o mejor dicho, vuelve a la palestra en nuestro país, la figura de igualdad social y la necesidad de reflejar nuestras raíces y problemáticas de legislación laboral y educacional, esta vez bajo el amparo de la Unidad Popular. Querer expresar con palabras todo lo que la UP simboliza en materia cultural y de revalorización histórica de los grupos más desprotegidos, sería desviarnos por un tema un tanto más complejo. Lo cierto es que, en plenas elecciones de 1963-1964, el muralismo encuentra un nuevo nicho: el de la propaganda política. 

Muralistas BRP y propaganda política: Unidad Popular

Propaganda política en la actualidad.

Y es que intentar separar la política de la vida misma es casi imposible, pues todo termina fundiéndose en el tiempo. El estrecho contacto que mantienen con el pueblo y los más desprotegidos, hacen del muralismo una corriente artística identificable plenamente con los valores que propugnaba en aquellos años la izquierda chilena, sobre todo el Partido Comunista. La BRP no debe ser la excepción, mas la militancia que este colectivo tenga poco importa. La cultura no tiene ni color ni  partido,  es del pueblo, es de Chile, es de todos y para todos.

Centro, inicio y final.

   Es muy probable que los muros de nuestra ciudad no vuelvan a ser como los que decoraban las calles de un Santiago de los 70’. Tampoco es de esperar que el muralismo y la pintura social resurjan con la misma vehemencia de los años de la Unidad Popular. De hecho, esa nunca ha sido la intención de este blog, pero no por eso vamos a cuestionar de cuajo si realmente la BRP cumple una labor trascendental en la actualidad.
   Ha  quedado demostrado que, como movimiento artístico, su futuro es amplio y su presente significativo. Sí, una ciudad con las brochas brigadistas es una ciudad con trazos de color y vida. Pero no es solo en los muros  y panderetas que podemos expresarnos.
   Esta es la viva prueba que demuestra el profundo sentido que esconden los pinceles de la BRP. Son arte,  y por tanto comparten el mismo sentido y ritmo con diferentes manifestaciones artísticas. ¿Por qué no valorarla de este modo,  como apoyo y pilar de educación, así como en sus inicios? 


Digna herencia



Las influencias mexicanas que podemos reconocer en los murales nacionales no son pocas. En primer lugar, el muralismo llega a nuestro país casi con los mismos objetivos del país azteca: acercar el arte a las masas, y educar y unir a la población. Observa sus similitudes.


Pintada por Xavier Guerrero, mexicano.


Mural BRP.


   Si nos enfocamos en el ámbito artístico y aspecto plástico, el muralismo nacional heredará la concepción y el juego con los diferentes planos de los elementos participes dentro de la composición, además de la exaltación de partes determinadas del cuerpo, como por ejemplo la mano o el puño,  y el perfil  de la figura humana.
Como dentro de sus principales objetivos esta la  representación de las raíces chilenas, es común encontrar dentro de sus obras elementos típicos que reflejen nuestra identidad como nación. Como verás a continuación,  la figura de la bandera, el mar,  y la mujer son tan recurrentes en el muralismo de la B.R.P, como también la paloma  y la brocha, símbolo de su colectividad.


Mural BRP. Sede PRAIS, Arica.


Libres y dispuestos : A pintar hasta el cielo!

    Censura y Libre expresión. ¿Existen términos más tergiversados?  Bueno, quizás sí,  pero esa no es la discusión. El punto es que hoy en día, en pleno siglo XXI  y con un sistema democrático funcional, la libertad de expresión no se hace tan presente como debiera o esperamos que fuese.
   Censura,  a grandes rasgos, corresponde a la limitación de cierto contenido que se pretende comunicar, pues  sus elementos pueden  resultar ofensivos para el lector/receptor,  entidades públicas e incluso el mismo gobierno, realizada por un “censor”  la cual puede ser avalada de diferentes maneras (entiéndase con esto razones morales, educativas, políticos, religiosas, etc.).
   Pero ¿qué tiene que ver todo esto con el muralismo? Pues bien, los colectivos muralistas nacionales fueron fundados bajo el alero de las juventudes izquierdistas pertenecientes a los diferentes partidos que las conforman. En el caso de la Brigada Ramona Parra, sus orígenes están vinculados a las Juventudes Comunistas (JJ.CC). Teniendo esto presente, la relación con el párrafo anterior es mucho más evidente: el comunismo hasta nuestros días sigue siendo censurado y excluido en casi la totalidad de sus manifestaciones, puesto que sus ideales no encajan con lo que el sistema capitalista imperante profesa. El mejor ejemplo de ello es la nula participación que se tuvo en el parlamento nacional  durante 37 años,  y teniendo solo 3 representantes en la cámara de diputados en la actualidad.
   Por otro lado,  si quisiéramos definir libertad de expresión, la única fuente realmente confiable sería la propia constitución de nuestro país. Ella expresa  en el artículo 12°, capítulo III, referente a los derechos constitucionales del ciudadano, lo siguiente: “La constitución le asegura a todas las personas la libertad de emitir opinión y la de informar, sin censura previa, en cualquier forma y por cualquier medio”. Menciona además el hecho de penalización por los daños que la ejecución imprudente de este derecho pueda provocar en el resto de la población. ¿Qué perjuicios conlleva una  obra de arte? Ninguno,  y aun así los murales brigadistas no ocupan un lugar libre en el espacio y paisaje nacional, sino que son conferidos a recintos  profundamente estigmatizados (en Santiago: Galpón Víctor Jara y Barrio Yungay).  

Fachada Galpón Víctor Jara. Santiago.

Calle Barrio Yungay.


   Tenemos derecho a expresarnos de manera libre y espontanea, en la plataforma que queramos, pero sin dañar a los que nos rodean ni al  público en general, eso está claro. Ahora bien, ¿En qué medida hieren susceptibilidades la representación plástica de la realidad social chilena? Porque acordemos que esa es la real función del muralismo y la pintura social en nuestro país: reflejar la idiosincrasia nacional en plataformas comunes y públicas, para acercar de ese modo el arte al pueblo; la propaganda política  es una vertiente que solo se hace presente en periodos electorales.
   De esta manera, entramos en una dualidad que podría desconcertar a cualquiera. Brigadas muralistas (sobre todo la  B.R.P) ven coartada su libertad de expresión y comunicación pues sus mensajes se ven constituidos sobre soportes e iconos de una ideología comunista fuertemente censurada en la actualidad. Sin embargo, esos mismos mensajes que como sociedad negamos, son un espejo fiel de nuestras raíces y problemáticas constantes y sumamente vigentes.
    ¿Vale la pena cuestionarnos entonces el porqué del rechazo a este tipo de arte?  Las diferencias de opiniones respecto a la valoración de dichas obras se  sustenta en un punto fundamental: los elementos presentes en el mural. Veámoslo de manera práctica y juguemos a las “7 diferencias” con estas dos imágenes pertenecientes a creaciones de la Brigada Ramona Parra. 

Imagen n°1
Imagen n°2
   Como se dijo con anterioridad,  las dos imágenes que acabas de ver fueron diseñadas y pintadas por la Brigada Ramona Parra, y las únicas diferencias, además  de las evidentes en diseños y colores, es que en una de ellas no se encuentra ninguna alusión política, es una imagen “limpia”,  y es justamente la única que sigue siendo expuesta en el Galpón Víctor Jara. La segunda que pudiste observar  no tiene ni siquiera un paradero definido, lo más probable es que ya no exista.
   No podemos separar del todo las obras artísticas de la B.R.P de los postulados ideológicos del partido comunista: es parte de su esencia. ¿Pero es esa razón suficiente para dejar de considerarla arte? ¿Por qué sigue siendo tan estigmatizada? ¿Será la hoz, Salvador Allende, Víctor Jara o la estrella comunista?



   Durante los años de dictadura, la labor de la B.R.P  se  vio obligada a realizarse bajo la más estricta clandestinidad, hecho casi entendible si recordamos que justamente la característica fundamental de ese régimen político es su arbitrariedad. Sin embargo, en casi cuarenta años la historia poco ha cambiado, y es porque como sociedad no hemos dejado ir los prejuicios que estar privados de libertad de culto, expresión y pensamiento pudieron engendrarnos. 
 





   La misión es simple: valorar el arte por lo que es, expresión simple, poesía. Recuperar la madurez de los sentidos y  darnos cuenta  que es prácticamente imposible separar la visión política del desarrollo vital de una sociedad, dejar de lados los prejuicios para no perder la bella posibilidad que entrega la B.R.P de conocimiento y reconocimiento de la identidad de nuestro pueblo. Y  somos  nosotros, la juventud de nuestro país la que se debe hacer responsable de este cambio de mentalidad. ¿Existe alguien más preparado? No lo creo, solo así podremos pintar hasta el cielo.

sábado, 7 de mayo de 2011

Fusión

Existen muchas formas de hacer propaganda política. De hecho, hasta el día de hoy podemos apreciar los restos de pancartas y rayados de las elecciones pasadas (cosa ilegal, por cierto).La contaminación visual a la que sometemos a nuestra ciudad es evidente. Por otra parte, la existencia de instancias de expresión artística callejera son pocas,  mal vistas y no valoradas.

    Sumando ambos elementos,  cuesta pensar que el resultado sea exitoso. Pero lo es y, aunque no lo creas,  pertenece a una de las corrientes pictóricas más representativas del arte chileno en la actualidad: El muralismo. Si bien sus orígenes son mexicanos, y que en primera instancia no tenía como fin único la masificación de ideales políticos, el muralismo que conocemos hoy en día ha sufrido más de alguna transformación, que además de potenciar y acercar su mensaje y labor a las masas, paradójicamente, nos han  distanciado de sus raíces.

   Quizás es eso lo que impide apreciar del todo la calidad de dicha forma de expresión, que utiliza plataformas tan comunes y sencillas como muros citadinos. A pesar de sus alusiones a partidos políticos izquierdistas, las brigadas y colectivos  muralistas representan  parte importante de la fuerza artístico-creadora urbana en nuestro país, y por lo mismo,  nada justifica que, estando en plena democracia, sus trabajos y movilizaciones sean censurados.


Mural perteneciente a la B.R.P versus publicidad. Centro de Santiago.