sábado, 7 de mayo de 2011

Fusión

Existen muchas formas de hacer propaganda política. De hecho, hasta el día de hoy podemos apreciar los restos de pancartas y rayados de las elecciones pasadas (cosa ilegal, por cierto).La contaminación visual a la que sometemos a nuestra ciudad es evidente. Por otra parte, la existencia de instancias de expresión artística callejera son pocas,  mal vistas y no valoradas.

    Sumando ambos elementos,  cuesta pensar que el resultado sea exitoso. Pero lo es y, aunque no lo creas,  pertenece a una de las corrientes pictóricas más representativas del arte chileno en la actualidad: El muralismo. Si bien sus orígenes son mexicanos, y que en primera instancia no tenía como fin único la masificación de ideales políticos, el muralismo que conocemos hoy en día ha sufrido más de alguna transformación, que además de potenciar y acercar su mensaje y labor a las masas, paradójicamente, nos han  distanciado de sus raíces.

   Quizás es eso lo que impide apreciar del todo la calidad de dicha forma de expresión, que utiliza plataformas tan comunes y sencillas como muros citadinos. A pesar de sus alusiones a partidos políticos izquierdistas, las brigadas y colectivos  muralistas representan  parte importante de la fuerza artístico-creadora urbana en nuestro país, y por lo mismo,  nada justifica que, estando en plena democracia, sus trabajos y movilizaciones sean censurados.


Mural perteneciente a la B.R.P versus publicidad. Centro de Santiago.

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